Seamos o no amantes de los coches clásicos o de los Corvette en particular, ver una de estas joyas pudriéndose en un jardín no es plato de buen gusto para nadie (aunque sea algo casi habitual). Si a esto le sumamos que se trata de una unidad de 1963 de las denominadas Split Window Coupé, es decir, de doble luna trasera, la cosa se pone aún más fea.
Esta preciosidad es uno de los 10.594 Chevrolet Corvette SWC que se fabricaron a lo largo de 1963, el primer año de producción del Corvette C2. Para muchos este Corvette es uno de los diseños más bonitos de la historia del automóvil, si no el más bonito. Yo no sé si diría tanto, pero desde luego es un diseño sublime.
¿Qué lleva a alguien a dejar el coche en el jardín, a expensas de las inclemencias meteorológicas? Entiendo que restaurarlo pueda resultar caro y no se disponga de dinero, o incluso que no se tenga un lugar cubierto donde guardarlo, pero… aparcarlo en el jardín, sin más… ¿es la solución? ¿no es mejor venderlo a tiempo y no ver cómo se echa a perder con el tiempo? ¿Qué pensáis?