Muchos conductores quieren alcanzar una máxima eficiencia en su conducción cambiando únicamente determinados hábitos al volante; hábitos que suelen resultar insuficientes a largo plazo. Llevar al extremo los consejos recomendados para realizar una conducción eficiente, puede causar averías muy serias en nuestro coche. ¿Quieres saber cuáles son?
JUAN PEDRO MATEOS-APARICIO Muchos conductores para ahorrar combustible, directamente aplican una velocidad más larga prácticamente en cualquier circunstancia. Esto provoca que veamos vehículos subiendo una pendiente en una autopista en 5ª velocidad, con el acelerador a fondo. El coche no es capaz de mantener los 120 km/h y se queda en 100 km/h mientras su conductor lleva el "pedal en el suelo", provocando no sólo aumento de consumo de carburante, sino que, además, puede provocar una avería grave en el vehículo.
Aquí tienes una lista de los fallos más frecuentes:
Junta de culata Al ir con el acelerador a fondo, la temperatura en la cámara de combustión sube muchísimo y si el coche no lleva reloj de temperatura de motor provoca que la junta de culata se deteriore y provoque su avería.
Casquillos de bancada y pie de biela: Con el acelerador pisado al máximo, y si circulamos a pocas revoluciones, hacemos que el combustible se inflame antes de lo debido y que el pistón baje antes de llegar al final de su recorrido, provocando que sufran estrés mecánico los cojinetes de la biela y el cigüeñal. Si no quieres partir la biela, agujerear el bloque y decir adiós al motor de tu coche, tenlo presente antes de pisar a fondo durante mucho tiempo.
Tampoco debemos olvidarnos del cilindro. A pocas revoluciones y cuando estamos pisando a fondo, el pistón oscila en vez de subir y bajar recto, por lo que aumenta la fricción, el desgaste y la temperatura. Además, la bomba de aceite y la del agua mueven menos caudal.
En los motores diésel estos problemas se agravan, debido a la suciedad que generan. Éstos son los dispositivos que más se averían:
Fallos en el sistema de recirculación de gases: En las mecánicas de gasóleo, los gases tienen mucha ceniza. Circular en marchas muy largas a bajo régimen genera mucha suciedad y esto hace que los conductos de admisión y la propia EGR (válvula de recirculación de los gases de escape) se vayan obstruyendo, provocando una avería que puede oscilar entre los 60 y los 400€ en función de las piezas que haya que sustituir.
Fallos en el turbo El exceso de hollín provoca que se agarrote el eje del turbo, obligando a su limpieza periódica o, en el peor de los casos, su sustitución. Otra avería cara?
Fallos en los filtros antipartículas De nuevo aparece el exceso de hollín de la combustión, que tapona rápidamente los filtros antipartículas, obligando a aumentar el número de ciclos de regeneración de los mismos, disparando el consumo de combustible, ya que en esos ciclos se producen post-inyecciones para quemar la ceniza del filtro y limpiarlo. Dichas post-inyecciones, además de aumentar considerablemente el consumo (lo cual ya va contra el sentido de este estilo de conducción), provocan un lavado de las paredes de los cilindros. Al perder lubricación, se desgastan rápidamente y al haber exceso de gasóleo, éste acaba bajando al cárter y mezclándose con el aceite, degradándolo rápidamente. Hay que tener en cuenta que un filtro FAP puede costar (en los modelos que llevan en un mismo módulo el FAP y el catalizador) entre 4.000 y 5.000 euros, mucho más que todo lo que haya podido ahorrar en combustible el propietario. Este problema afecta especialmente a los vehículos diésel empleados en un uso urbano, ya que el motor nunca suele funcionar por encima de 2.000 rpm.
JUAN PEDRO MATEOS-APARICIO Muchos conductores para ahorrar combustible, directamente aplican una velocidad más larga prácticamente en cualquier circunstancia. Esto provoca que veamos vehículos subiendo una pendiente en una autopista en 5ª velocidad, con el acelerador a fondo. El coche no es capaz de mantener los 120 km/h y se queda en 100 km/h mientras su conductor lleva el "pedal en el suelo", provocando no sólo aumento de consumo de carburante, sino que, además, puede provocar una avería grave en el vehículo.
Aquí tienes una lista de los fallos más frecuentes:
Junta de culata Al ir con el acelerador a fondo, la temperatura en la cámara de combustión sube muchísimo y si el coche no lleva reloj de temperatura de motor provoca que la junta de culata se deteriore y provoque su avería.
Casquillos de bancada y pie de biela: Con el acelerador pisado al máximo, y si circulamos a pocas revoluciones, hacemos que el combustible se inflame antes de lo debido y que el pistón baje antes de llegar al final de su recorrido, provocando que sufran estrés mecánico los cojinetes de la biela y el cigüeñal. Si no quieres partir la biela, agujerear el bloque y decir adiós al motor de tu coche, tenlo presente antes de pisar a fondo durante mucho tiempo.
Tampoco debemos olvidarnos del cilindro. A pocas revoluciones y cuando estamos pisando a fondo, el pistón oscila en vez de subir y bajar recto, por lo que aumenta la fricción, el desgaste y la temperatura. Además, la bomba de aceite y la del agua mueven menos caudal.
En los motores diésel estos problemas se agravan, debido a la suciedad que generan. Éstos son los dispositivos que más se averían:
Fallos en el sistema de recirculación de gases: En las mecánicas de gasóleo, los gases tienen mucha ceniza. Circular en marchas muy largas a bajo régimen genera mucha suciedad y esto hace que los conductos de admisión y la propia EGR (válvula de recirculación de los gases de escape) se vayan obstruyendo, provocando una avería que puede oscilar entre los 60 y los 400€ en función de las piezas que haya que sustituir.
Fallos en el turbo El exceso de hollín provoca que se agarrote el eje del turbo, obligando a su limpieza periódica o, en el peor de los casos, su sustitución. Otra avería cara?
Fallos en los filtros antipartículas De nuevo aparece el exceso de hollín de la combustión, que tapona rápidamente los filtros antipartículas, obligando a aumentar el número de ciclos de regeneración de los mismos, disparando el consumo de combustible, ya que en esos ciclos se producen post-inyecciones para quemar la ceniza del filtro y limpiarlo. Dichas post-inyecciones, además de aumentar considerablemente el consumo (lo cual ya va contra el sentido de este estilo de conducción), provocan un lavado de las paredes de los cilindros. Al perder lubricación, se desgastan rápidamente y al haber exceso de gasóleo, éste acaba bajando al cárter y mezclándose con el aceite, degradándolo rápidamente. Hay que tener en cuenta que un filtro FAP puede costar (en los modelos que llevan en un mismo módulo el FAP y el catalizador) entre 4.000 y 5.000 euros, mucho más que todo lo que haya podido ahorrar en combustible el propietario. Este problema afecta especialmente a los vehículos diésel empleados en un uso urbano, ya que el motor nunca suele funcionar por encima de 2.000 rpm.