El Green Hornet fue un prototipo de Mustang de 1968 que no acabó produciéndose. El cariño de un ingeniero lo salvó de la trituradora y ahora sale a subasta.
Es un coche único. El Green Hornet es sin duda uno de los Ford Mustang más raros del mundo… y el más deseado. Y está en juego saber en manos de quién acabará, ya que Barret Jackson lo subastará en el Salon Collection que se celebra del 13 al 20 de enero de 213.
Descrito por la casas de subastas como “una de las piezas más increíbles e importantes de Ford, Shelby y de la historia americana de los muscle cars”, este Avispón Verde es considerado uno de los vehículos más innovadores y únicos, todo un adelantado a su tiempo. No sólo representa una parte de lo que Shelby y Ford estaban produciendo en el apogeo de la era de los muscle car americanos, sino que también goza de la distinción de ser uno de los pocos prototipos que sobrevivieron a su habital trágico final.
La historia de que este Green Hornet de 1968 sobreviviera a la “trituradora” se remonta a 1967, cuando el Ford quedó impresionado con un nuevo prototipo de Mustang llamado Little Red. Pidió a su equipo de diseño que analizase la viabilidad de crear a nivel nacional versiones GT / Sport Coupe. El resultado fue la construcción de dos prototipos, este Green Hornet y el Mustan Lime Gold notchback, con un interior dorado, movido por un potente motor V8 390 y una avanzada transmisión automática C6.
Sin embargo, se tomó la decisión de no continuar con el programa de las versiones GT / SC, por lo que el Mustang Lime Gold se envió de vuelta a Shelby American para volver a ser un prototipo. El coche empezó una serie de avatares en forma de modificaciones avanzadas.
Este segundo prototipo de coupé era este Green Hornet EXP-500, del que se encaprichó el ingeniero jefe de Shelby American, Fred Goodell. Tanto Fred como el mítico Carroll Shelby pasaron mucho tiempo desarrollando sus componentes y probando este prototipo.
Como decíamos, todos los prototipos y conceptos de la época, sobre todo cuando el prototipo no veía la luz verde de la línea de producción, se hacía desaparecer haciéndolo el paso de una trituradora. Pero, en el caso del Green Hornet, el cariño de Fred Goodell por el vehículo lo salvó de ese triste final… hasta que fue descubierto y restaurado de nuevo a su estado original. ¿En mano de qué fanático de los muscle cars acabará ahora?
Fuentes: Barret Jackson , Salon Collection