Hola.
Pues al final seguramente cae el 1.0 ecoboost.
Aqui os dejo una prueba de el, haber que opinais, lo comparan con el focus 1.6 tdci de 115 cv, yo creo que no esta mal, no?
Ford ha conseguido revolucionar el mundo del automóvil con un motor de gasolina tricilíndrico de un litro de cilindrada que no suena, no vibra, rinde 125 caballos y consigue una relación prestaciones-consumos digna de un turbodiésel. Es otra entrega del apellido EcoBoost que dará mucho que hablar.Ford asegura que el motor que lleva este Focus con tres cilindros y menos de 1.000 centímetros cúbicos de cilindrada, es el motor de gasolina más económico de la historia de la marca. Pero esta declaración se nos antoja demasiado modesta. Porque al pequeño propulsor cuyo bloque cabe sobre una hoja de papel A4, hay que adjudicarle muchos más logros. Por ejemplo es el que menos gasta de su clase, es el que obtiene menores emisiones, es también el motor de tres cilindros más silencioso y refinado del mundo y el motor con tecnología EcoBoost más eficiente. Nunca antes un modelo del segmento del Focus había recurrido a un motor tan pequeño, pero no va a ser la última. Veamos por qué.
Tengo que reconocer que antes de subirme al Focus Sportbreak movido por este portentoso propulsor no las tenía todas conmigo. El antiguo motor 1.6 Duratec Ti-VCT de 125 caballos pasaba a mejor vida en favor de ¡¡¡un motor de 3 cilindros y un litro de cilindrada pero con la misma potencia!!! En estos 30 años de profesión he sido testigo de avances increíbles en el sector, sin embargo nunca habría pensado que un motorcito así sería capaz de mover con alegría todo un Focus y menos uno de carrocería familiar (también lo llevará el C-Max).
Comentábamos en la redacción que si te sentasen en el coche sin saber el motor que ibas a arrancar, tardarías bastante en descubrir que conducías un tricilíndrico... si lo descubrías. Y es que el trabajo realizado para garantizar la suavidad, un funcionamiento ‘redondo’ y una sonoridad lo más baja posible, ha dado un resultado increíble. Pocos fabricantes, por no decir ninguno, habían logrado minimizar tanto los antipáticos ‘daños colaterales’ de un motor antinatural como es un tres cilindros. Traqueteos al ralentí, sonido a molinillo de café, aspereza... Ford ha conseguido imitar a la perfección el tacto de un cuatro cilindros y lo ha hecho tan bien (ver recuadro) que incluso supera en refinamiento a muchos de éstos. Así, al ralentí el motor ni se insinúa, parece apagado. De hecho medimos 8 decibelios menos de los que nos proporcionó el Focus 1.6 TDCI Sportbreak de 115 caballos, un modelo que citaremos en más ocasiones a lo largo de la prueba por ser rival directo de nuestro protagonista. Las arrancadas en primera requieren un poco más de presión sobre el acelerador pero el proceso de subir marchas sin apurar tampoco delata acústicamente la configuración del motor. A bajo y medio régimen el ruido de la mecánica queda enmascarado por un sonido muy agradable fruto de una puesta a punto específica del escape. Y sólo cuando la aguja del cuentavueltas sube de las 4.500 rpm, el coche suena diferente...pero desde luego no a molinillo de café.
Solucionadas algunas de las pegas más importantes habituales en un bloque de 3 cilindros y susceptibles de echar atrás a un posible comprador, pasamos a otro de los logros de los ingenieros de Ford como es sacarle a un motor tan pequeño una potencia y un par tan competitivos. Comencemos por un dato muy llamativo: la potencia específica del motor 1.0 EcoBoost es de 125 caballos por litro de cilindrada, la misma de un Bugatti Veyron de 1.001 caballos. Estamos pues ante un motor que aprovecha hasta el último centímetro cúbico de sus tres cilindros y aunque el dato no sea especialmente meritorio por ser turbo y de baja cilindrada, sí que hay que darle más importancia al dato de par, cada vez más cercano al de un diésel de potencia equivalente. Técnicamente el tricilíndrico de Ford está muy elaborado, con inyección directa, bloque de fundición y culata de aluminio, doble árbol de levas en cabeza, admisión variable, cuatro válvulas por cilindro y turbo de baja inercia aunque no de geometría variable. Un motor pequeñito en tamaño pero grande en tecnología. No en vano los ingenieros de Ford han estado trabajado en él cuatro años.
Pero como ya hemos comentado, una de las claves importantes de este motor radica en el par. Y es que a diferencia de la mayoría de motores de gasolina cuyo par aumenta a medida que el motor sube de vueltas, y de la mayoría de motores diésel, que alcanzan su par máximo enseguida pero pierden fuelle a unas 4.000 rpm, el motor 1.0 EcoBoost alcanza su par máximo rápidamente y lo mantiene en un margen de revoluciones bastante amplio con una curva plana que va de las 1.500 a las 4.000 rpm, aunque luego sigue dando que hablar hasta algo más de las 6.000 rpm. Por eso no es de extrañar que la sexta sea una marcha muy utilizable incluso a 1.500 rpm (unos 75 km/h reales) Aunque en vías rápidas si vamos en 6ª no debemos dejar caer la aguja por debajo de 2.000 rpm (unos 100 km/h) si queremos volver a recuperar la velocidad de crucero con rapidez. Como dato curioso hay que decir que en 3ª el Focus 1.0 de 125 caballos alcanza los 140 km/h con el corte de inyección en 6.500 rpm, un margen de funcionamiento bastante más generoso que el de un diésel.
Respecto a la fiabilidad de una mecánica en teoría tan ‘apretada’, Ford asegura que este motor, como el resto de motores que fabrica, cumple el estándar de durabilidad estimado en, como mínimo, 10 años o 240.000 kilómetros. Y está claro que lo que puede llegar a desgastar un motor es el alto régimen de funcionamiento continuado, una situación que no se da en este tres cilindros gracias al elevado par desde bajas revoluciones.
En este punto tenemos que comparar los datos de prestaciones con los del Focus Sportbreak 1.6 TDCI de 115 caballos, al que no le queda más remedio que rendirse ante la increíble relación prestaciones-consumos del tres cilindros. Nuestro Focus de gasolina acelera bastante mejor y en recuperación hay diferencias de hasta 5 segundos a favor del EcoBoost, sobre todo en 6ª.
Tomando como referencia los datos oficiales, el EcoBoost (con ‘Start/Stop’) sólo gasta 0,6 litros cada 100 kilómetros más que el diésel. Fiandonos de nuestras mediciones la diferencia aumenta hasta los 0,8 litros (6,5 l/100 km de media en el gasolina y 5,7 l/100 km en el diésel). Pero si tenemos en cuenta que el TDCI es 1.300 euros más caro, tardaríamos más de 100.000 kilómetros en amortizar esa diferencia.
También en comportamiento el Focus de tres cilindros es mejor que el diésel. El tren delantero carga con 30 kilos menos que en el antiguo 1.6 Ti-VCT y respecto al TDCI ahorra 123 kg. Esta diferencia se nota mucho en un coche que ofrece un aplomo espectacular y más comodidad gracias a unos amortiguadores menos firmes.
El precio del diésel sigue acercándose al de la gasolina y si nadie lo impide el Gobierno prepara un impuesto para unos diésel cada vez más limpios. Con motores como éste, el futuro está más cerca que nunca de la gasolina.