Todo empieza cuando un hombre decide poner a la venta un 1963 Volkswagen Beetle Convertible, sin restaurar, por 500 dólares. Lo compró de segunda mano y aunque lo tenía en un estado impecable y con toda la documentación, quiso venderlo.
Tras colgar el anuncio en eBay, consigue que se lo saquen en otra Web. Tiene un reportaje fotográfico que le pega 2.000 vueltas a cualquiera de los nuestros, hay imágenes de cada tornillo del coche, para demostrar su estado real. Un coche con casi 50 años sin restauración parecería que se cae a cachos, pero nada de eso.
En dicha Web, un visitante se quedó prendado del coche, era como el que había tenido su padre, y en el que montó de niño. Pensó que era un buen motivo para comprarlo, su hijo de 15 años va a poder conducir pronto. Pero, un momento. Esperad. La matrícula, BAA 945, le suena, y le suena muchísimo.
El vendedor muestra fotos hasta de los libros de instrucciones del coche, factura de compra, certificado de autenticidad de Alemania… hasta que nos topamos con esta foto. En ella, se ve el coche cuando estaba nuevo, ¿y quién estaba al volante? Su padre en persona, ¡era el coche del abuelo! La capota no coincide porque se cambió en 1967 por otra.
No se lo pensó más y se fue a por él. El nuevo dueño se trajo consigo una de las llaves que se había quedado de recuerdo del coche del abuelo cuando fue vendido y ¡sorpresa, abría la puerta del conductor! El milagro se ha consumado, el coche vuelve a la familia con unos cuantos añitos encima.
Abandonó la fábrica de Osnabruck (Alemania Occidental) el 14 de septiembre de 1962. Es un 1.2 de 34 CV (DIN), en color Poppy Red, exclusivo del Convertible. Qué alegría tiene que dar saber que el coche que tanto significó para ti reaparece en manos de alguien que ha sabido cuidarlo. Ahora el padre enseñará al hijo en el coche en el que su padre le enseñó a él.
Este Beetle ha pasado de valer solo 500 dólares a carecer de precio, y es que el valor sentimental es incalculable.