Islamabad.- Un puñado de fanáticos de los Volkswagen Escarabajo se esfuerzan por mantener vivo y visible el modelo clásico de la marca alemana en las carreteras de Pakistán, donde cada vez más extranjeros cumplen su sueño de tener un "Beetle" que luego se llevan a su país.
"Esto es una meca del Volkswagen. Es muy fácil y barato tener un 'escarabajo' alguna vez", dice el paquistaní Romano Yusuf, una suerte de gurú para la comunidad de propietarios de estos vehículos en el país surasiático.
La historia de este icónico automóvil -que Volkswagen dejó de producir en 2003- va casi ligada al nacimiento del país.
Los primeros Beetles llegaron a Pakistán poco después de su independencia, cuando en la década de 1950 algunos funcionarios civiles y oficiales del Ejército que servían en el extranjero regresaron a casa con ellos.
"Después hubo acuerdos de importación y entraron muchos 'Beetles', pero la llegada de coches japoneses hizo que desaparecieran de escena. Muchos acabaron en el chatarrero. Hace 15 años se recuperó la tendencia", explica Romano, quien cree que hoy quedan unos 500 escarabajos de los cerca de 10.000 que hubo en el país.
Ahora comprar uno de estos coches en Pakistán, renovarlo y repararlo por completo puede salir por entre 50.000 y 300.000 rupias (entre 424 y 2.475 euros), una cantidad muy baja en comparación con lo que cuestan en Europa.
"El Escarabajo es uno de esos coches que destacan en la carretera, es un gran vehículo. Tenemos la responsabilidad de conservarlo para la próxima generación, de mantener esta cultura viva, porque ha estado aquí durante muchos años", subraya Salman Awan, otro usuario paquistaní.
'Un atajo de entusiastas'
Salman, Romano y varios fanáticos más se juntan siempre que pueden para organizar 'shows', marchas, intercambiar piezas o simplemente tomar un picnic mientras casi en clave hablan de 68 y 72, de 57 y 78, de los modelos y sus dueños, de sus anécdotas, sueños y últimas reparaciones.
Cualquier excusa vale para que el Club Volkswagen de Pakistán, "un hatajo de entusiastas" sin jerarquías, abonos o excesivas ambiciones, continúe formando parte y dando color a la geografía paquistaní.
"Nos ayudamos los unos a los otros. Arreglar un 'Beetle' en Pakistán es una tortura. En Europa la restauración puedes hacerla en un solo lugar pero aquí tienes que llevarlo a cuatro o cinco sitios, hay pocos mecánicos especializados y a veces hay que importar piezas o comprar un coche entero y hacer 'canibalismo'", sonríe Romano.
También asesoran a aquellos extranjeros destinados en Pakistán que aprovechan su estancia para adquirir y recuperar uno de los modelos que se pueden encontrar "hechos polvo" en un par de talleres de ciudades como Islamabad o la vecina Rawalpindi, y cumplir así, por un módico precio, el sueño de tener un 'Escarabajo'.
Larga travesía hasta casa
"Es la primera vez que tengo uno. Lo estoy renovando y pintando con el arte tradicional paquistaní con el que decoran sus camiones. Mi plan es conducir el coche desde aquí hasta Alemania en un mes y medio de viaje por carretera", dice el alemán Fred.
Meses atrás, un doctor francés ya realizó esta gesta hasta su país de origen, mientras que otros extranjeros optan por llevarse el auto por barco en un contenedor cuando abandonan Pakistán.
"El 'Beetle' no es una moda pasajera, es un coche seguro, es un símbolo de otro tiempo, de contrapoder, de tecnología alemana, de independencia frente al flujo incesante de las tendencias. Lo pueden tener personas de diferentes estratos, desde una estrella del rock hasta un empresario o un obrero. Espero que siga estando mucho tiempo entre nosotros", sueña Romano.