Corrían los años 50 y la Serie 62 de Cadillac ostentaba el récord de coche de lujo más vendido del mundo. Este ejemplar, de la cuarta generación, data de 1955. Es un señor coche americano, de los de toda la vida.
Se vendieron tres carrocerías de la Serie 62, coupé, sedán y convertible. Este que vemos es convertible, con capota automática de lona. Tiene seis cómodas plazas, y adelantos que eran impresionantes en su época e impensable para la mayoría de los coches europeos. En esa época, el español medio solo podía permitirse motocicletas.
Tenía cambio automático, ajuste eléctrico de la banqueta delantera, cuádruple elevalunas eléctrico, radio AM con cuatro presintonías y servofreno. Esta unidad no tenía una opción de la época: el sensor crepuscular: encendía automáticamente las luces de cruce y quitaba las largas cuando detectaba luces de frente. Flipante, ¿eh?
La Serie 62 se ofreció solo con motores V8 de los gordos. Este tiene un 6.0 de 250 CV, con un solo árbol de levas (OHV 16 válvulas), alimentado por carburador. En su época no estaba mal, una mecánica sólida y fiable, con un consumo brutal, pero eso no era importante en aquellos tiempos. Pensad que la gasolina era más barata que el agua.
vemos en comparación un utilitario europeo diseñado por la época, un Mini —aunque el modelo es de los 70— parece de juguete. Mientras EEUU vivía el sueño americano, Europa seguía curando las heridas de la Segunda Guerra Mundial, y eso se nota en los coches.