Hang Mioku, de 48 años, ha llevado su obsesión por la cirugía estética hasta tal extremo que su cara ha quedado totalmente desfigurada. La última locura de esta coreana ha sido inyectarse aceite de cocina en el rostro, lo que la ha dejado totalmente irreconocible.
Según el The Telegraph, Hang Mioku se practicó su primera operación de cirugía con 28 años y, después de 20 enganchada a este tipo de intervenciones ha terminado con el rostro completamente desfigurado.
A pesar de las consecuencias que la cirugía estaba teniendo en su rostro, con el rostro hinchado y desfigurado, Hang se veía hermosa y quería segar operándose. Pero los cirujanos que visitó se negaron a practicarle más intervenciones.
Cuando regresó a Corea, donde reside, sus padres quedaron horrorizados por los terribles efectos de la cirugía y decidieron buscar un médico que pudiera devolverle su rostro. Pero el tratamiento era demasiado caro. Hang, incomprensiblemente, encontró un médico que siguiera inyectando silicona en su cara. El doctor se limitó a dejarle una jeringuilla y la silicona para que ella misma se la colocara. Pero, cuando se le acabó el producto decidió inyectarse aceite de cocinar.
Ahora, Hang se ha hecho famosa en Corea y varias donaciones han permitido que se pueda operar para eliminar 260 gramos de sustancia extraña de su cara y cuello. Después de varias sesiones, los médicos han logrado reducir el tamaño de su rostro que ha quedado desfigurado y marcado para siempre por las cicatrices.
http://noticiasquecuriosas.blogspot.com.es/2013/05/obsesionada-con-la-estetica-se-inyecta.html
En el enlace teneis la foto de como le quedo la cara, hay que estar loca
Según el The Telegraph, Hang Mioku se practicó su primera operación de cirugía con 28 años y, después de 20 enganchada a este tipo de intervenciones ha terminado con el rostro completamente desfigurado.
A pesar de las consecuencias que la cirugía estaba teniendo en su rostro, con el rostro hinchado y desfigurado, Hang se veía hermosa y quería segar operándose. Pero los cirujanos que visitó se negaron a practicarle más intervenciones.
Cuando regresó a Corea, donde reside, sus padres quedaron horrorizados por los terribles efectos de la cirugía y decidieron buscar un médico que pudiera devolverle su rostro. Pero el tratamiento era demasiado caro. Hang, incomprensiblemente, encontró un médico que siguiera inyectando silicona en su cara. El doctor se limitó a dejarle una jeringuilla y la silicona para que ella misma se la colocara. Pero, cuando se le acabó el producto decidió inyectarse aceite de cocinar.
Ahora, Hang se ha hecho famosa en Corea y varias donaciones han permitido que se pueda operar para eliminar 260 gramos de sustancia extraña de su cara y cuello. Después de varias sesiones, los médicos han logrado reducir el tamaño de su rostro que ha quedado desfigurado y marcado para siempre por las cicatrices.
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