Han pasado cinco décadas desde que un grupo de empresarios patentasen el primer lavado de coches automático. El sistema ha aguantado con éxito el paso de los años, aunque la crisis actual ha mermado sus beneficios.
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Seguramente no pasará a la historia como uno de los inventos más recordados, pero el lavado de coche automático ha resistido el paso de los años sin que ninguna otra alternativa haya conseguido desbancar su hegemonía en el sector.
Han pasado cinco décadas desde que el 8 de agosto de 1962, los empresarios Augsburgo Gebhard Weigele y Johann Sulzberger patentaran el primer lavadero automático de vehículos a motor. 50 años en los que el sistema se ha convertido en un elemento habitual en cualquier gasolinera del mundo.
Los primeros lavados de coche automático eran bien diferentes. Se trataba de una estructura que, con dos cepillos acoplados y un poco de jabón, frotaban los laterales y la parte superior del automóvil, mientras este se deslizaba por unos raíles. En 1962 solo contaba con un único programa de lavado, pero tan solo un año después llegaron lo sacadores en una versión mejorada que hacía totalmente prescindible la mano del hombre.
Los inventores de lavado de coche automático fundaron la compañía Lavaderos Wesumat GMBH, que en el año 2000 se vio obligado a fusionarse con su principal competidor en el mercado, la California Kleindienst, como respuesta a la caída de los beneficios en Europa. El resultado de la fusión fue el nacimiento de la Washtec AG, que continua liderando el sector en todo el mundo aunque con las dificultades propias de la situación económica actual.
Para Sigrid Pook, presidenta de la Asociación Federal de Gasolineras y Lavaderos de Automóvil, “hace cincuenta años floreció el negocio, naturalmente, porque todos querían tener uno”. Tras la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania el negocio vivió otra época dorada, una situación que raramente se volverá a repetir debido a la “relativa saturación del mercado alemán”, asegura Thomas Roth, portavoz de Washtec AG. “China y Rusia son ahora nuestros focos de esperanza”, concluye.
Fuente: DW