Ferrari Classiche ha entregado a su actual propietario, tras un largo proceso de restauración y certificación, un ejemplar de Ferrari 275 GTB4 que en su momento perteneció al siempre recordado actor Steve McQueen.
Autor:Gonzalo Yllera
Hace no mucho tiempo el Ferrari 275 GTB4 aparecía en la clasificación realizada por la revista Playboy como uno de los 25 modelos mejores de todos los tiempos (en concreto en la posición 12+1).
En esta ocasión nos referimos a un modelo realmente impresionante y único, como también lo era uno de sus afortunados poseedores, el mítico interprete norteamericano Steve McQueen. El añorado actor se distinguía por su desmedida afición por la velocidad y su colección de vehículos era digna de pertenecer a un museo de la automoción por su singularidad y variedad, como ya os mostramos en un anterior artículo de vuestro portal favorito del motor.
Este Ferrari 275 GTB4 le fue entregado a Steve McQueen durante el rodaje de "Bullit"
Bien, pues ahora sale a la luz pública uno de las incontables “joyas” que dormían en el garaje de McQueen, en concreto un Ferrari 275 GTB4, que le fue entregado durante el rodaje de la película “Bullit”
Este modelo, en concreto, ha sido restaurado en las instalaciones de Ferrari Classiche, un departamento, inaugurado por Luca Cordero di Montezemolo en julio de 2006, creado para ofrecer a los propietarios de vehículos clásicos de la marca diversos servicios tanto de restauración como de mantenimiento, así como certificaciones de autenticidad. Los talleres se encuentran en la antigua fundición Ferrari y ocupan un área de 950 metros cuadrados dentro de la fábrica de Maranello.
No todo resultó tan sencillo como aparentaba para su actual propietario, puesto que para ser acreedor de esta certificación el modelo tenía que mantener las mismas especificaciones que cuando salió de la factoría italiana, y no era fiel a ellas ya que su anterior dueño… ¡había decidido convertirlo en un spyder! (eliminando el techo).
Obviamente hubo que devolver el vehículo a su forma original de coupé mediante una laboriosa operación, donde se fabricó un nuevo techo, así como los montantes laterales con paneles de chapa de acero moldeados a mano.
Cuidadoso proceso de reconstrucción para recomponer el techo “eliminado” por su anterior propietario
El Ferrari 275 Berlinetta GTB4 apareció en público por vez primera en el Salón del Automóvil de París en el año de 1966 y se llegaron a fabricar 330 unidades en los apenas 2 años en los que estuvo en producción. Fue el sustituto del 275 GTB y una de las principales diferencias con él radicaba en su propulsor V12, ya que disponía de 4 árboles de levas en cabeza (2 por bancada de cilindros).
El 275 GTB4 exteriormente era prácticamente idéntico a su predecesor (apodado “long noise” o “nariz larga” por su interminable frontal) y apenas se diferenciaban por una leve protuberancia central en el capot-motor. La carrocería de ambos modelos fue diseñada por el “mago” Pininfarina y construida por Scaglietti en acero, salvo el capot, la tapa del maletero o las puertas que se realizaban en aluminio. También hubo algunas unidades (muy pocas) que se construyeron enteramente en aluminio. Ambos tipos de carrocería se montaban sobre chasis tubulares de acero con una distancia entre ejes de 2400 mm. El peso total, en seco, se situaba en 1.100 kg.
Al igual que su antecesor, en el 275 GTB4 existían dos posibles variantes, tanto con el volante a la derecha como a la izquierda. Por su parte se podían emplear dos tipos de llantas, en la versión estándar eran de aleación con un diseño compuesto por diez orificios, mientras que opcionalmente era posible montar unas llantas de radios Borrani, que se fijaban mediante un retenedor central de ruleta de triple álabe.
Cualquier unidad de Ferrari 275 GTB4 es una auténtica "obra de arte"
El propulsor era un V12 a 60 grados de 3.285,72 centímetros cúbicos con unas medidas unitarias de diámetro y carrera de 77mm x 58,8mm, mientras que la relación de compresión era de 9,2:1 y se alimentaba por una batería de seis carburadores Weber 40 DCN 9. Como ya hemos comentado más arriba disponía de 2 árboles de levas en cabeza por bancada de cilindros y 2 válvulas por cilindro. Todo ello para obtener una potencia máxima de 300 CV a 8.000 rpm.
Las prestaciones eran francamente buenas, con una velocidad máxima que alcanzaba los 268 km/h y una aceleración de apenas 5,6 segundos hasta lograr los 100 km/h desde parado.
Nunca se construyeron versiones de competición de este modelo, al menos oficialmente, lo cual no quita que se emplearan en algunas de ellas por iniciativa de sus adinerados propietarios.
Es difícil saber cual sería la valoración final que lograría esta unidad perteneciente a Steve McQueen, pero actualmente algunos modelos excelentemente conservados que se han puesto a la venta han alcanzado un precio de hasta 1.925.000 dólares (1.528.263 euros).