Sobre la base de un Volkswagen Golf Mk. II de 1989, modelo veterano pero todavía popular hoy en día, se ha modificado casi todo lo habido y por haber… hasta el punto de alcanzar los 900 CV y convertirse en, más que un coche, casi un avión en línea recta.
Modificado (aunque casi deberíamos hablar más bien de “construido“) por Boba Motoring, uno de los detalles que más llama la atención de este Golf tan particular es su mecánica, realizada especialmente para esta unidad. Se ha trabajado profundamente sobre la base del bloque de 1.8 litros, incorporándole un cigüeñal reforzado de palanquilla de acero, bielas Pauter de acero, pistones forjados o culata KR de 16 válvulas. Pero para conseguir un buen torrente de potencia hace falta todavía más, y ahí entra el turbocompresor.
Algunas cifras que dan buena fe de esto: 0-100 km/h en 2,7 segundos, 0-200 km/h en 6.2 segundos o 0-400 metros en 9,34 segundos, llegando a este cuarto de milla desde parado a una velocidad de 256,8 km/h (y todo ello a pesar de una aerodinámica poco favorable y estar hablando de implantes mecánicos cual Frankestein automovilístico). Me asombra su capacidad de tracción, así como el gran esfuerzo que tiene que asumir el tren delantero de este dragster con apariencia de compacto ochentero para no terminar despegándose del asfalto y volar, y si no me creéis, comprobadlo vosotros mismos en los siguientes vídeos