Antes de nada, hay que dejar claro que importar un vehículo de un país ajeno a la Unión Europea implica el pago de impuestos como el IVA (21%) y aranceles (2,5%) si su propiedad es inferior a 6 meses. Es decir, aquellos nacionales que han vivido fuera del país más de medio año y que en ese tiempo han adquirido bienes como coches y luego han regresado no pagarían nada que no fuese el porte y el seguro de viaje. Esto supone que, puestos a adquirir un vehículo en el extranjero nada mejor que mirar hacia nuestros vecinos de la Unión Europea, y en particular a Alemania y Bélgica. Eso sí, los precios de los modelos nuevos son casi los mismos a los de España, pese a que aquí pagamos Impuesto de Matriculación. Pero una vez sumados los gastos de viaje la cuenta no favorece esta modalidad, aunque sí lo hace en el caso de los coches de ocasión.
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