En abril de 1972, se iniciaba la comercialización del Seat 127, un modelo construido por la firma española bajo licencia Fiat, que tuvo un gran éxito. Este modelo, sucesor del Seat 850, se fabricó durante diez años. Con más de 1.345.000 unidades vendidas, fue sustituido por el Fura cuando Seat y Fiat concluyeron su acuerdo.
Con la imagen que estáis viendo descubrí el Seat 127 hace 40 años. Sí, con la portada de un disco de promoción. Nunca había tenido noticias del coche ni de Osibisa, la banda que firmaba el vinilo. Pasé la tarde absorto escuchando Beautiful Seven, Y Sharp y Survival.
La noche soñando cómo conducía aquella maravilla por intrincados caminos en África, mientras me perseguía el elefante volador. Al día siguiente pude ver el Seat 127 en una exposición. Fue amor a primera vista, el primero, el que nunca se olvida. Este no es un artículo a fondo sobre el Seat 127, sólo una colección de recuerdos.
Seat 127, nacido en un año mágico
Los coches suelen ser un buen referente del momento social, y el Seat 127 se empezó a vender en un año mágico. En 1972 se consagraba campeón del mundo de Formula 1 Emerson Fittipaldi y nacieron deportistas de la talla de Rubens Barricello, Luis Figo o Zinedine Zidane.
Seat 127 en la plaza del pueblo
En Vitoria 3.500 trabajadores en huelga provocaban el cierre de la fábrica de Michelín, Paquito Fernández Ochoa obtenía la medalla de oro en eslalon, en los Juegos Olímpicos de invierno en Sapporo y el Apolo XVI visitaba la Luna por última vez.
El Seat 127 llegó a España en un momento en el que la gente quería algo más que un Seat 600 y la clase media empezaba a tener poder adquisitivo. El 127 estaba concebido como vehículo de gama media-baja, aunque tuvo su nicho como segundo coche de las familias más acomodadas.
Una campaña de publicidad diferente
Resulta curioso ver la publicidad con la que se promocionó el Seat 127. Además de la originalidad de vincular el lanzamiento con un tipo de música prácticamente desconocida en España, los eslóganes que aparecían en los anuncios no tienen desperdicio. “Marcando caminos” era uno de ellos.
El Seat 127 es un coche que está marcando el camino a otros coches. Directo, depurado, funcional. A partir del Seat 127 se define un nuevo tipo de coche.
La línea del Seat 127 era “rompedora” para la época y uno de sus argumentos de venta, junto con su gran visibilidad. La aceleración fue otro de sus puntos fuertes: de 0 a 100 km/h en 20 segundos. La velocidad máxima de 140 km/h y su “reducido” consumo (7 l/100 km) formaban parte de una oferta que consiguió vender 50.000 unidades en los primeros seis meses de existencia.
La tracción delantera, primera incorporada por Seat fruto de su unión con Fiat, la gran habitabilidad interior (80% del espacio útil), el doble circuito de frenos independiente y la barra de dirección articulada eran otros de los “anzuelos” que se esgrimían en favor del Seat 127.
La mecánica del Seat 127
El Seat 127 fue equipado con tres motores distintos a lo largo de su historia. El primero, de 903 cc y 45 CV de potencia, era el mismo que equipó al Seat 850 sport coupe y Especial, aunque ligeramente civilizado, con vistas a reducir consumo y dotarle de más elasticidad.
El segundo motor, con idéntica cilindrada, fue adaptado para consumir gasolina de 90 octanos. El tercero, empleado en el Seat 127 especial, fue diseñado por Seat, tenía 1010 cc y entregaba una potencia de 52 CV. El buen escalonamiento de la caja de cambios y el peso (710 kg), permitían unas aceleraciones brillantes para la época.
Con la tercera velocidad conseguía alcanzar 110 km/h, facilitando los adelantamientos. En cuarta marcha se mantenían bien los 120 km/h y pisando mucho el acelerador se conseguía llegar a los 140 km/h. Eran velocidades más que suficientes para la calidad de las carreteras de la época.
El Seat 127 es un coche que siempre ha frenado muy bien. Los discos delanteros y las zapatas traseras conseguían un buen equilibrio cuando había que pisar el freno a fondo. La suspensión la recuerdo como excelente, más dura que blanda (hablando de lo que había en la época), y transmitía seguridad. A pesar del motor y tracción delantera no era un coche particularmente subvirador.
Volviendo la vista atrás
Salvando las distancias con la tecnología actual, que son muchas, el Seat 127 fue un coche que nos permitió a muchos jóvenes de entonces experimentar sensaciones propias de un coche deportivo dentro de unos límites de precio muy razonables.
Mi mejor experiencia con este coche ha sido tener la oportunidad de conducir uno de los escasos Fiat 127 preparados por Abarth. Montaba una caja de cambios de 5 velocidades con una relación muy cerrada. Cogía vueltas como un molinillo, parecía una moto.
Recuerdo el volante de radio reducido, bastante duro para aparcar, y la exagerada caída negativa de las ruedas. Cuando forzabas a tope en curva con firme deslizante, se iba de las cuatro ruedas, pero con mucha nobleza. Un modelo fantástico del que guardo muy gratos momentos.
Vídeo: The real Fiat 127