La carroceria es de un depósito de combustible externo de un Lockheed Super Constellation, un avión de hélice de los pasados años 50. El resultado es una carrocería con aspecto de torpedo, que ha sido cromada y dotada de un emblema de la U.S. Air Force.
Bajo el capó, este hot rod – que por otra parte, se sentiría como en casa en Bonneville – monta un motor 1.8 HEMI de cuatro cilindros, sobrealimentado por un turbocompresor hasta una potencia desconocida, pero seguramente superior a los 150 CV. El habitáculo es quizá lo más interesante, ya que el volante es el timón de un 1948 Rockwell Aero Commander, un pequeño avión de finales de los años 40.
El piloto y el acompañante van sentados en asientos de artillero de un Lockheed Neptune y la instrumentación no mide la velocidad en km/h o mph, mide la velocidad aérea en nudos mediante un tubo Pitot, tal y como si estuviésemos pilotando un avión. El toque final lo ponen las ruedas estilo clásico con tapacubos cromado.