La CNMC ha salido al paso de la gran controversia suscitada en España tras el espectacular desarrollo de la llamada ‘economía colaborativa’. La asociación de consumidores a través de plataformas tecnológicas para compartir el coste de un mismo servicio ha provocado la más airada reacción de los operadores tradicionales en sectores como el turismo o el transporte. Pero el supervisor mayor del Reino ha echado un jarro de agua fría a los ‘lobbys’ y no está por la labor de regular una actividad cuyos efectos valora como “muy positivos” para la defensa de la competencia. La institución encargada de velar por el buen funcionamiento de los mercados afirma públicamente que “una regulación innecesaria o desproporcionada perjudicaría a los consumidores y al interés general”.
Aunque hasta el momento nadie ha querido darse por aludido, la CNMC está enviando una clara indirecta a los organismos públicos que tratan de poner puertas al campo en lo que se considera la gran revolución tecnológica del sector servicios. La posición del organismo supervisor defiende claramente iniciativas como la de BlaBlaCar, al mismo tiempo que supone una crítica abierta contra la Comunidad de Madrid y su reciente decreto de regulación de las viviendas turísticas. El Ejecutivo regional ha fijado una estancia mínima de cinco noches en este tipo de alojamientos bajo el argumento de poner coto al intrusismo en el sector y asegurar los derechos de los usuarios. La nueva regulación impedirá, en clara contrapartida, una rotación más amplia de un servicio que en su mayor parte es contratado por vía online y con una duración media de dos noches.
La CNMC recuerda a tal efecto que la economía colaborativa se apoya en la potencia de internet y suele ofrecer el disfrute de un bien en régimen de alquiler. A juicio del organismo regulador, las ventajas de estas nuevas fórmulas asociativas incluyen la asignación más eficiente de los recursos infrautilizados, aparte de menores costes de transacción, mayor facilidad para detectar bases imponibles por parte de las administraciones tributarias y, sobre todo, una mayor oferta para el consumidor.
Aunque hasta el momento nadie ha querido darse por aludido, la CNMC está enviando una clara indirecta a los organismos públicos que tratan de poner puertas al campo en lo que se considera la gran revolución tecnológica del sector servicios. La posición del organismo supervisor defiende claramente iniciativas como la de BlaBlaCar, al mismo tiempo que supone una crítica abierta contra la Comunidad de Madrid y su reciente decreto de regulación de las viviendas turísticas. El Ejecutivo regional ha fijado una estancia mínima de cinco noches en este tipo de alojamientos bajo el argumento de poner coto al intrusismo en el sector y asegurar los derechos de los usuarios. La nueva regulación impedirá, en clara contrapartida, una rotación más amplia de un servicio que en su mayor parte es contratado por vía online y con una duración media de dos noches.
La CNMC recuerda a tal efecto que la economía colaborativa se apoya en la potencia de internet y suele ofrecer el disfrute de un bien en régimen de alquiler. A juicio del organismo regulador, las ventajas de estas nuevas fórmulas asociativas incluyen la asignación más eficiente de los recursos infrautilizados, aparte de menores costes de transacción, mayor facilidad para detectar bases imponibles por parte de las administraciones tributarias y, sobre todo, una mayor oferta para el consumidor.