Hoy nos vamos al año 1987, sin duda alguna un gran año bajo muchos estándares, y también para el automóvil. Entre las joyas de dicho año se encuentra el Alpina C2 2.7, una preparación basada en el BMW 325i, en este caso con carrocería coupé. Realmente, preparaciones discretas y efectivas que dieron gran notoriedad a Alpina, que curiosamente tiene la condición de fabricante, no de preparador.
Alpina produjo bastantes preparaciones sobre los Serie 3 de segunda generación, pero una de las más equilibradas y deseadas son los Alpina C2 2.7. El motor original es un 2.5 de seis cilindros en línea y 170 CV, una cifra más que buena para estar hablando de hace 25 años. Alpina se aplicó con su magia habitual: pistones Mahle, árbol de levas Alpina, un nuevo sistema de gestión electrónica, una línea de escape completa y nuevas camisas para los cilindros.
La cilindrada aumentaba hasta 2.693 cc y la línea roja hasta más allá de las 7.000 rpm. El resultado eran unos sanos 210 CV y 267 Nm de par motor máximo. Con un peso de poco más de 1.200 kg y una caja de cambios manual de relaciones bastante cerradas era capaz de acelerar hasta los 100 km/h en menos de siete segundos y alcanzar una velocidad punta de unos 240 km/h. En el plano estético, se trataba de un coche discreto, pero con cambios que lo diferenciaban sustancialmente de otros Serie 3.
El paragolpes delantero es uno de los mayores cambios, más bajo y con antinieblas cuadrados incorporados, un claro hit de los años 80. No nos olvidamos de unas llantas de 16 pulgadas, unos discretos vinilos laterales de color dorado y dos colines cromados de escape. En el interior los propietarios gozaban de asientos deportivos y una instrumentación deportiva.