Brutsch Mopetta, el microcoche creado en un día
A mediados de los años 50, un visionario creó un minúsculo coche en un solo día para exhibirlo en un Salón del Automóvil. Era el Brutsch Mopetta y Opel estuvo a punto de fabricarlo en serie.
Los microcoches son unos vehículos con un encanto especial. Ya les dedicamos un post especial a los microcoches “españoles” que se pudieron ver en nuestro país hace algunas décadas y uno al Peel 50, el coche más pequeño de la historia de la automoción.
Pero el Peel no fue el único que quiso ganar esa distinción de icono retro. En la Feria Internacional de bicicletas y de la Motocicleta (IFMA) que se celebró Frankfurt en 1956 Egon Brutsch decidió que construiría “el coche más pequeño del mundo”.
Y dicho… y hecho, porque el Brutsch Mopetta (así llamó a su pequeña criatura), fue diseñado y construido en un solo día por el genial constructor. Tuvo tiempo hasta de ponerle las ruedas, aunque tuvo un problema con una de ellas… así que sentó a su secretaria para que equilibrase el coche y le hizo una foto. Lógicamente, no tuvo tiempo para resolver el apartado mecánico, así que colocó el coche en lo alto de un pedestal en la Feria… Y asunto resuelto.
Cuando acabó la feria, y debido al enorme interés que suscitó el vehículo, resolvió el problema mecánico: Montó un motor de 50 cc de dos tiempos, tres ruedas y alcanzaba una velocidad máxima de 50 km/h. Como ves en la foto, era un coche en el que cabían perfectamente un hombre, su gorra y su pipa colgando.
Sólo se construyeron 14 de estos microcoches ya que, aunque hubo algunas negaciones con Opel, las conversaciones para crear un hipotético Opelit no fructificaron y, por desgracia, el coche nunca se produjo en serie. Su carrocería era de fibra de vidrio, así que a Brutsch le ocurrió la idea de que también podría comercializar su vehículo como un “barco”. El hecho de que no fuese hermético no lo desanimó en lo más mínimo. Se hicieron fotos promocionales con el Mopetta cruzando un arroyo… pero en realidad el agua apenas tenía unos pocos centímetros de profundidad máxima.
Si te has quedado enamorado del estilo del Mopetta, no desesperes. No tendrás que acudir a subastas contra tiburones financieros. Hay una pequeña compañía, Andy´s Modern Microcars que te construye casi cualquier microcoche que desees… Y si te ves capaz, también pueden enviarte piezas… para que puedas construirlo tú mismo.
Fuente: Microcar Museum
A mediados de los años 50, un visionario creó un minúsculo coche en un solo día para exhibirlo en un Salón del Automóvil. Era el Brutsch Mopetta y Opel estuvo a punto de fabricarlo en serie.
Los microcoches son unos vehículos con un encanto especial. Ya les dedicamos un post especial a los microcoches “españoles” que se pudieron ver en nuestro país hace algunas décadas y uno al Peel 50, el coche más pequeño de la historia de la automoción.
Pero el Peel no fue el único que quiso ganar esa distinción de icono retro. En la Feria Internacional de bicicletas y de la Motocicleta (IFMA) que se celebró Frankfurt en 1956 Egon Brutsch decidió que construiría “el coche más pequeño del mundo”.
Y dicho… y hecho, porque el Brutsch Mopetta (así llamó a su pequeña criatura), fue diseñado y construido en un solo día por el genial constructor. Tuvo tiempo hasta de ponerle las ruedas, aunque tuvo un problema con una de ellas… así que sentó a su secretaria para que equilibrase el coche y le hizo una foto. Lógicamente, no tuvo tiempo para resolver el apartado mecánico, así que colocó el coche en lo alto de un pedestal en la Feria… Y asunto resuelto.
Cuando acabó la feria, y debido al enorme interés que suscitó el vehículo, resolvió el problema mecánico: Montó un motor de 50 cc de dos tiempos, tres ruedas y alcanzaba una velocidad máxima de 50 km/h. Como ves en la foto, era un coche en el que cabían perfectamente un hombre, su gorra y su pipa colgando.
Sólo se construyeron 14 de estos microcoches ya que, aunque hubo algunas negaciones con Opel, las conversaciones para crear un hipotético Opelit no fructificaron y, por desgracia, el coche nunca se produjo en serie. Su carrocería era de fibra de vidrio, así que a Brutsch le ocurrió la idea de que también podría comercializar su vehículo como un “barco”. El hecho de que no fuese hermético no lo desanimó en lo más mínimo. Se hicieron fotos promocionales con el Mopetta cruzando un arroyo… pero en realidad el agua apenas tenía unos pocos centímetros de profundidad máxima.
Si te has quedado enamorado del estilo del Mopetta, no desesperes. No tendrás que acudir a subastas contra tiburones financieros. Hay una pequeña compañía, Andy´s Modern Microcars que te construye casi cualquier microcoche que desees… Y si te ves capaz, también pueden enviarte piezas… para que puedas construirlo tú mismo.
Fuente: Microcar Museum