El destino era Melilla (donde está mi hermano destinado). La idea era salir por la noche, haciendo una buena siesta antes. Pero la siesta se fastidió porque tenía que recojer el coche de mi padre del taller y tuvimos follón con el perito. Bueno que me voy del tema, así que después de cenar salimos dirección Málaga. Yo estaba entre ilusionado y nervioso de saber cómo se comportaría el coche ante este viaje, además de demostrarle a mi otro hermano que aunque se trate de coche con 13 años sigue siendo un gran coche.
Pues bien, emprendimos el viaje, desde Cambrils (Tarragona) pero sin pisar la autopista, por si acaso me entraba la modorra y me quedaba sopa. Todo iba de fábula, incluso notaba hasta el coche como raro, como si me quisiera demostrar que su fama de gran coche no es en vano (todo esto, paranoias mias, no veais que pelicuero...). Me sorpendía a mí mismo lo bien que andaban esos 100 potrillos, siempre velocidades legales y manteniendo el ritmo.
Poco a poco iban cayendo los kilómetros y trascurriendo las horas. Eran cerca de las 4 a.m. y ya pasados Murcia decidimos hacer un alto para repostar y estirar las piernas. El coche me tenía maravillado, sin mostrar ningún síntoma raro, permanecía impasible, ahí dejando que el gasolinero llenase el tanque. Me quedé mirándolo desde la distancia, con mi hermano ya en manos de Morfeo de hacía bastantes kilómetros. Repuestos ya, seguimos dirección Almería fijando nuestro destino en la ciudad autónoma. La densidad de vehículos descendió bastante, y los ratos de soledad con el murmullo de la radio dejaban entrever la esencia de la carretera, el hombre y la máquina latiendo al mismo ritmo. Ritmo que marcaban los camiones, a los que, y metidos en autovía se iban adelantando uno tras otro, uno tras otro... Poco a poco íbamos llegando a Granada y era aconsejable otra parada, breve pero necesaria.
Y así, al alba, tras abrirnos paso por el puerto de La Mora y atravesar Granada, encauzamos Las Pedrizas ya de día.
Llegados a Málaga, nuestra siguiente parada era el ferry J. J. Sister.
(continuará, si la audiencia quiere claro)