Es decir, cogemos un Bentley que parece de los años 20 y le ponemos un motor Rolls-Royce Meteor V12 de 27 litros derivado de los motores Merlin que montaban los cazas Spitfire y los bombarderos Lancaster de la RAF, aquellos que salían en las películas de cuando Churchill con el puro. Si todo eso lo ponemos a rodar, ¿qué tenemos? Pues esta bomba de coleccionista.
Este es el resultado de tres años de trabajo del ingeniero Bob Petersen. 850 CV medidos a la salida del motor y montados sobre el chasis de un Rolls-Royce de 1930. Además, si le pones alas ya sabe lo que tiene que hacer, gira con dirección asistida y para aterrizar lleva frenos de disco. Lo utilizaron en un episodio de ‘Top Gear’ emitido originalmente en marzo (S18E06) y ahora está a la venta.
¿Su precio? Nada, por encima de las 500.000 libras (625.550 euros a golpe de Google), un regalo ahora que se acerca el mes de las compras locas. Hablamos de una bestia de 5,79 metros de eslora longitud capaz de alcanzar las 160 mph (258 km/h). Eso sí, lo que puede llegar a tragar no está escrito. No, no lo está. Lleva un depósito de 400 litros de gasolina y con eso ya nos hacemos una idea.
Lo dicho: una bomba.