Imagínaros por un momento que sois caprichosos y acomodados coleccionistas de automóviles clásicos y que te sientes tan orgulloso de una de sus más preciadas piezas, un Mercedes-Benz 500 K Roadster de 1935 que deciden subirlo a un barco, cruzar el Atlántico y mostrarlo en todo su esplendor en una importante feria de clásicos. Ahora imagínate que por un momento la policía alemana confiscase el clásico por el que recientemente pagó 2.8 millones de euros alegando que usted no es su legítimo propietario.
Algo así le sucedió a un coleccionista que ahora teme perder esta joya, el Mercedes-Benz 500 K Roadster de 1935 que RM Auctions subastó en Monterey el verano pasado por el precio de dos Bugatti Veyron. Se sabía que originalmente fue propiedad del industrial Hans Friedrich Prym de Stolberg, pero se desconoce exactamente que sucedió entre el inicio de la Segunda Guerra Mundial y su aparición, en aparentemente perfecto estado, en una colección en Estados Unidos en los años 70.
Se decía que este descapotable lo adquirió y trasladó hasta Norteamérica un soldado estadounidense, pero los herederos de Prym alegan que fue robado y embarcado ilegalmente, por lo que tramitaron la correspondiente denuncia y las autoridades tuvieron que requisarlo cautelarmente.
No nos extraña nada que su actual propietario esté bastante preocupado por la situación, incluso a sabiendas de que será muy difícil para los herederos de Prym demostrar los hechos por los cuales reclaman la propiedad de este clásico. No deja de resultar sospechoso que hasta ahora nadie hubiera dado la voz de alarma de que tal vez el clásico subastado en Monterey en 2011, hubiera sido robado en plena Segunda Guerra Mundial. Aún más sospechoso resulta que la denuncia no se haya tramitado hasta que el clásico no se encontraba en territorio alemán, si bien es cierto que su incautación únicamente podía llevarse a cabo en Alemania.
En muchos casos es difícil rastrear la historia y los orígenes de un automóvil con más de siete décadas de antigüedad, que probablemente buena parte de su vida la pasó acumulando polvo en algún almacén, hasta que alguien se percatase de que tenía todo un tesoro que hoy en día está valorado más que cualquier otro deportivo recién fabricado.